PRIMERA CARTA A UN POETA QUE FUI
Pintaste un mar mudo
Para que tu ventana tuviera una bonita horca
Olvidado mar cabía en un cesto
Silencioso hasta tu puerta para que pudieras oír
Los lamentos de tu corazón sin estrépito de huesos errantes
Queriendo creer en el sufrimiento por los racimos de lágrimas
Silencioso hasta tu puerta
Para que ningún buque fantasma atracara en tu boca
Mensajero de parajes ensangrentados
Caballo de la muerte
Cuatro patas blancas
En siete pasos cruza
El puente de mi pueblo
Hace tiempo que se agotaron las insípidas fuentes de aquel mar
Y si quieres confesar tu error
Lo juro lo firmo no aprendí a tiempo
A cortarme la mano diariamente
Tendrías que saber que la palabra no debería florecer en palabras
Aunque la poesía sea tierra de molinos imaginarios
Ahora necesitarías aquel paraguas que perdiste
Para poder seguir escribiendo en esta nevada
Las palabras se han vuelto cuervos
Y quieren expulsarnos de todos los molinos imaginarios
La poesía está fuera En el atardecer
Mientras enterrábamos un nuevo asesinado
Tras la ventana de la última casa
El niño que movía los labios entre los puños
Herida de la muerte
Siete pasos blancos
Ligero llegas a mi pueblo
Caballo cojitranco
Murmura el niño tras la ventana
Mañana vendrá a la nueva tumba
Los cementerios producen las mejores zarzamoras
Y enseñará a sus amigos
El casquillo que aprieta en su puño está
La poesía y quieren echamos
De los molinos imaginarios
Con la excusa de que el río se secó
Ya no es húmeda la sombra de los cuervos
Hablabas a tu corazón en primera persona
Y escribiste amor y nombraste yo
Poemas que no pudiste desnudar hasta hacerlos pecado
Temías confesar que la tierra no es redonda
Y creías estar en tierra de molinos imaginarios
Por gritar que este sol no es el único
Aunque no todo esté dicho
No es lícito dar todo a la poesía
Pasó el tiempo de las preguntas inocentes
Blancura de la muerte
Puente de siete pasos
Te pregunto pueblo mío
Si herraste bien tu caballo
Ahora los tenderos proclaman que la paz es buena aunque sea comprada
Por fin aprendiste que el llanto de los cerdos
Se acalla con pienso Esta nevada Tan tristes
Como una calle sin manifestantes quedásteis los poetas callejeros
En la nebulosa de la desilusión postensueño
Cuernos que no conocen inviernos en la frente
En lugar de coronas de laurel
No eres capaz de decir verdad tan hermosa como la mentira
© Koldo Izagirre