Iñaki Gonzalo Casal

 

Colarme como un ser de otro mundo

en tu mirada triste.

Y allí quedarme

para secar todos tus llantos.

 

En esa mirada que nace y muere

y pasa de largo.

 

No dejar que muera

esa luz que hice nacer

en tu mirada triste.

 

Conocerte ha sido conocer

un puro instante bello.

Y olvidarte no podré

si quiero seguir viviendo.

 

 

 

Un solo aroma me recuerda

retazos de la infancia que no pude vivir

cuando fui niño.

 

No todos los aromas son recuerdos

ni todos los recuerdos aromáticos

dibujan puntos de luz en mi pasado.

 

De los que hablo,

en los aromas que nunca han sido,

me detendré un instante.

 

Para que se vuelvan eternos.

Para que sean inmortales.

Para que nunca mueran.

 

En ellos me detendré un instante,

por ver si existen,

por saber si su-nunca-escrita-muerte

me da la vida.

 

No son aromas de flores

junto a una verja de madera blanca,

ni de pasteles de cerezas

bajo un sueño de cerezas estrangulado.

 

Ni son aromas los míos

de toda una noche sin dormir

sorteando los arañazos del desván,

ni los del golpecito en el hombro

y la sonrisa bonachona

de una vieja gorda

que esconde los caramelos

en su bolso de paja.

 

De serlo nunca hubieran permitido

que volaran mis aromas y escaparan

de mi caja de puros.

 

 

 

De nada sirve que tenga unos preciosos ojos azules

justo debajo de dos cejas ni muy pobladas

ni muy finas,

y que tenga la nariz con dos aletas

en medio de dos pómulos ligeramente abultados.

 

No es suficiente que sus labios se perfilen

sobre una barbilla redonda

y un gracioso holluelo,

ni que su cuello sea tan esbelto

como el cuello de un cisne,

ni que sus pechos despunten tentadores

bajo sus siempre ajustadas camisetas blancas.

 

¿Qué importa que tenga una voz aterciopelada

y que silbe las eses e insinúe las vocales?

 

De nada sirve que la mujer que veo todas las

mañanas caminando como si flotara

sea la mujer que ha poblado todos mis sueños...

si se llama Estrella y lleva el doscientos cinco

en su placa de funcionaria de prisiones.

 

 

 

Callejeo un tramo de mi pasado

junto a tus ojos abiertos como puertas.

 

Cruzo la calle-y-ojeo

cada una de tus poses.

 

Mil seiscientos días torturado,

callejeando los opacos pasadizos,

de mano en mano,

manoseado.

 

Sólo al trote

bufan los carceleros

como perros callejeros.

 

¿Quién dijo que la letra temblorosa

de un pronto dejará de estar entre

nosotros

hace legal el testamento

del callejeador de la Avenida Salsidu?

 

Cada letra de tu nombre

es como un mapa callejero,

imposible descifrar...

si estás muerto.

 

Ahora que eres una puta

¡vamos a callejear juntos!

 

Volveremos mañana

a ser los mismos estúpidos sumisos

que se citan en los callejones

y se besan de espaldas a la vida.

 

 

 

Que me pregunten si quiero

morir como el poeta

o prefiero combatir

hasta el final por la vida.

Por la vida que no es vida

si nace para ser muerta,

que no es vida si la sangre

le cubre desde la cuna.

prefiero morir sabiendo

que los vivos no se mueren

sin antes haber nacido.

 

 

 

España no tiene nombre,

No tiene nombre España.

No tiene nombre quien mata

a otros hombres en su nombre,

ni tiene nombre quien cubre

de sangre los arrabales.

España no tiene nombre,

no tiene nombre España.

Es un pasillo de muertos

que lloran y se desangran.

Son los muertos de una España

que sin nombre se levantan

para vengar en su nombre

a los muertos de mi Patria.

No tiene nombre esta España

de roja bandera ámbar,

de amarillos campos resecos,

de noches sin luna llena.

No tiene nombre quien sabe

que los nombres no se venden,

que no se compran los nombres,

que los nombres se levantan

y se yerguen en banderas.

No, España no tiene nombre,

no tiene nombre esta España.

 

Iñaki Gonzalo Casal

1964

Getxo

 

1994 urtean atxilotu zuten. Gaur egun Dueñaseko espetxean dago.

Hainbat liburu argitaratu ditu: «Carta a un fantasma» (1997), «Hace frío aquí en España» (1998), «Nadine» (2000), «La barca de Amín» (2002).

 

C.P. La Moraleja

Ctra. Local P-120

34.210 Dueñas

Palencia.

 

 

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