Tengo tendencia a recordar lo raro.
Por eso recuerdo tus botas y tu cinturón de gran hebilla,
tu ironía y tu nariz.
En noviembre,
el viento crudo nos reunirá
en la saludable capa de la curiosidad.
Pisaré los charcos de tu calle.
No me fumaré ni un canuto
pero te llenaré de vaho la cara al decirte hola
y luego me iré deprisa, huyendo de todo lo supuesto.
Llevaré falda corta y pendientes largos
en noviembre.
La cosa es que quiero oírte decir de nuevo,
si es posible, susurrando:
"Qué, Miren Agur".
Y encontrar en ese escalofrío insulso
otra excusa para sentirme una mujer encantadora.
© Miren Agur Meabe